El otro día tuvimos que hacer unos recados, acabamos en el centro y aprovechamos para pasar a comer por uno de mis asiáticos favoritos de Madrid: el Lamian Concept.
Julio es un cocinero chino, que se vino a España hace 6 años y fue a trabajar a restaurantes tradicionales. Hace dos años, compró el típico “bar de viejos” en la Plaza de los Mostenses, en frente del mercado. Un típico bareto con su tragaperras y todo. Ahí montó Soy Kitchen, cocinando como los ángeles, una fusión chino-hispana maravillosa. El boca-a-boca funcionó de maravilla, y era muy difícil conseguir mesa. El tema es que, según nos contaba antes de verano, consiguió un socio capitalista para mover Soy Kitchen a la zona del Retiro, a un local mas grande, y decidió abrir en el local antiguo Lamian Concept, un restaurante con un rollo mas Street Food. Un como como el Diverxo y el Streetxo. Lamian es el nombre chino de los fideos estirados a mano (de ahí el Ramen, “japonización” de Lamian).
La carta se divide en diferentes tipos de entrantes, y 3 tipos distintos de Lamian o Ramen.
Como éramos dos, pedimos 4 entrantes distintos a compartir, y un Lamian también a compartir. Para mi gusto, es lo mejor que se puede hacer aquí, para probar cuantas mas cosas mejor.
Empezamos con un Dim Sum, un Xiaolongbao. La masa muy fina, y el relleno muy sabroso, con carne y verduras. Una forma muy buena de empezar la comida.
Seguimos con un Chilli Crab, para mi gusto el mejor de los entrantes, aunque todos fueron de un nivel muy alto. Picaba lo justo, la salsa cremosa, y para comérselo con los dedos, rechupeteando la salsa de cada trozo de cangrejo buscando los trozos de carne. Una delicia.
Continuamos con un Tepanyaki de oreja. También delicioso. La oreja cremosa y con el toque crujiente del cartílago, y el ácido-picante. Acompañado de unos totopos mexicanos.
Para terminar los entrantes, pedimos unos Langostinos crujientes en curry rojo. También muy buenos, pero quizá el mas flojo de los entrantes para mi gusto. Aunque estaban muy buenos, con el picante justo y el toque de la piña y la frambuesa.
Terminamos la comida con un Lamian, el que llaman “Jackie Chan no es Bruce Lee“. Es un bol grande de fideos con sopa, el típico ramen, que tan de moda está últimamente. En este caso, un guisote de rabo de toro con garbanzos, miso, oreja china, brotes de soja, menma y mucha pimienta de sichuan. Es un caldo picante y sabroso, muy rico. Para mi gusto, uno de los mejores ramens de Madrid. En el futuro tengo que intentar “clonar” este plato en casa. Iré publicando mis intentos 😉
De postre pedimos unos mochis de cheesecake con helado.
Con tres cervezas por cabeza, la cuenta fueron unos 70€, un precio bastante ajustado para lo que cenamos. Un sitio a tener en cuenta para repetir con cierta frecuencia. Muy recomendable.